Síntesis ejecutiva
El presente Informe Especial de la Fundación Observatorio PyME (FOP) ilustra la situación del acceso al crédito de las PyME manufactureras durante los últimos años y se propone como punto de partida para el análisis de la evolución de la situación en los próximos años.
Este documento concentra la atención en las PyME industriales que ocupan entre 10 y 200 ocupados, es decir que excluye a las microempresas por ser un sujeto empresarial diferente. De igual modo, se refiere a las PyME -excluyendo a las microempresas- como a la clase media empresarial. Esta clase media empresarial, es en el mundo y también en Argentina, el motor de la generación de empleo y de una más equitativa distribución del ingreso. Ésta es la razón por la cual FOP desde hace 20 años dedica especial atención al análisis de este segmento empresarial.
Existen en Argentina aproximadamente 20/25.000 empresas manufactureras de este tamaño. En la última década la proporción de estas empresas que solicitó y obtuvo crédito bancario nunca superó un tercio del total.
La Línea de Crédito de Inversión Productiva lanzada por el Gobierno anterior en 2012 no logró modificar este panorama, ni aun cuando en 2015 el Banco Central decidió que la misma fuera totalmente dedicada a las MiPyME (la normativa incluye tanto a microempresas como a las pequeñas y medianas firmas). La inclusión financiera y la mayor bancarización del sector continúan siendo una materia pendiente en la actualidad.
En este Informe Especial se muestra que entre las PyME industriales caracterizadas como “inversoras sistemáticas” (invierten todos los años) se utilizan más frecuentemente todos los instrumentos financieros disponibles. En este grupo (25% del total) es más frecuente encontrar PyME de mayor tamaño, más exportadoras, tecnológicamente más modernas y con mejor desempeño de la productividad y el crecimiento. Sin embargo, el verdadero desafío para el futuro del país es cómo hacer para integrar a este circuito virtuoso, a las miles de PyME que forman parte del grupo de las “inversoras moderadas” (invirtieron sólo en algunos años) y que constituyen el 43% del total, como también a las “no inversoras” (no invirtieron en los últimos años) que conforman el 32% restante.
El insuficiente acceso al crédito de la clase media empresarial argentina es un fenómeno estructural que está castigando desde hace muchos años la inversión productiva. A pesar de que durante 2015 se registró una sensible disminución de los proyectos de inversión frenados por falta de financiamiento bancario, actualmente el 20% de las PyME industriales informa que tiene proyectos sin concretar por falta de financiamiento.
El dato más relevante es que el 60% del monto de proyectos de inversión frenados por falta de financiamiento bancario se concentra en las empresas inversoras (es decir, que invirtieron en los últimos años). Además el 84% de dicho volumen se concentra en las regiones industrialmente más dinámicas del país (AMBA y Centro).
Las razones informadas por las empresas sobre la causas de los proyectos frenados por falta de financiamiento bancario son mixtas. La informalidad explica la mitad de los casos con proyectos sin concretar por falta de crédito. Sin embargo, la otra mitad de firmas en tal situación se debe al racionamiento crediticio (obtuvieron menos crédito que el solicitado o las condiciones de tasas y plazos ofrecidas por los bancos resultaban incompatibles con la rentabilidad del proyecto de inversión).
Aquí hay que hacer una salvedad importante para comprender el porcentaje de PyME industriales con proyecto frenado que informa tasas elevadas y plazos insuficientes (38%). En general, la Línea de Crédito de Inversión Productiva (con baja tasa de interés real) fue colocada por los Bancos lógicamente entre las empresas más grandes (que según la definición oficial de PyME supera en aproximadamente 10 veces el facturado promedio de las PyME relevadas por FOP) y entre sus propios clientes históricos, casi nunca entre nuevos clientes.
El insuficiente tamaño del sistema financiero argentino (ver comparación con Chile – Gráficos 4, 17 y 18) determina grandes deseconomías de escala (y por ende grandes costos bancarios) de los instrumentos de colocación de créditos masivos a las empresas menores. Actualmente las estructuras comerciales y de análisis del riesgo crediticio no están preparadas para alcanzar segmentos empresariales aún no bancarizados. Sin abandonar la ciclópea tarea del BCRA de construir una moneda local que sirva como depósito de valor y unidad de cuenta, en el mientras tanto harán falta nuevos instrumentos operativos desarrollados por los propios bancos e incentivados por el BCRA para alcanzar mayor inclusión financiera de la clase media empresarial de Argentina.
Para destacar positivamente, se registra un incipiente, pero creciente, solicitud de crédito en forma de leasing, que actualmente alcanza al 11 % de las PyME industriales. También un uso creciente por parte de las empresas de instrumentos financieros alternativos (aunque la comparación con Chile arroja resultados poco alentadores).
Por último, cabe destacar en relación a los hechos actuales que la reciente promulgación de la llamada Ley PyME podría tener un impacto muy positivo sobre el desenvolvimiento de las empresas de este segmento e, inclusive, podría aportar nuevos instrumentos para el financiamiento del capital de trabajo y de las inversiones.
Sin embargo, es preciso recordar que la existencia de una Ley, por sí misma, no puede cambiar la realidad a menos que los actores económicos -públicos y privados- la hagan suya acompañándola con acciones operativas concretas. Éste el gran desafío para 2017.
En los próximos meses FOP producirá y analizará nueva información sobre el impacto de la Ley en las empresas menores de Argentina. Este análisis no podrá prescindir del estudio de la situación por la cual estuvieron atravesando las empresas en los últimos años hasta el primer semestre de 2016.